iOS 8 se ha convertido en el último escándalo reciente de Apple. No se recordaba un nivel de quejas por parte de sus usuarios desde la imposición de sus mapas o desde el problema con la cobertura de la antena del iPhone 4.
Los problemas del nuevo sistema operativo, presentado el pasado 2 de junio a los desarrolladores y accesible para todos los clientes de iPhone e iPad desde el pasado viernes, tiene diversos síntomas. Desde dificultades para conectarse a redes wifi a un uso ineficiente de la batería.
Con intención de solventar el problema, Apple liberó, una actualización menor, un parche, que lo arreglase. El efecto ha sido contrario: en algunos casos desactiva la conexión del móvil y no permite hacer llamadas. En otro casos, desactiva el sensor de huellas dactilares. Inicialmente, la actualización estaba dedicada a mejorar HealthKit, el paquete de aplicaciones con foco en el bienestar y la salud, una de las estrellas de iOS 8.
El compendio de errores y quejas se puede consultar a través de Twitter bajo la etiqueta #iOS8bugs.
Apple se ha limitado a poner unas declaraciones en boca de un portavoz anónimo para responder a Recode, una página especializada en tecnología: "Hemos retirado la actualización iOS 8.0.1". En el blog para desarrolladores de la empresa indican que el 46% de los móviles y tabletas de Apple ya se han pasado a iOS 8, el 49% se mantiene en iOS 7. El 5% restante se mantiene anclado a versiones anteriores.
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